martes, 20 de septiembre de 2011

Pearl Jam Veinte

¿Hasta qué grado se puede ser fanático de un grupo musical? En primer lugar, ¿qué significa ser fanático? ¿Ir a la mayor cantidad de conciertos? ¿Comprar la mayor cantidad de memorabilia? ¿Saberse absolutamente todas las canciones y cantarlas a todo pulmón como queriendo echar en cara esto a todo mundo?


Ser fanático para mi es más cuestión de amor y de momentos. Hablo de amor porque uno permite que la música lo acompañe a toda hora, porque el leer sus letras y cantar sus canciones sabes que hay allí algo que te mueve, que te hace sacar tu furia o sonreír o llorar. Y sabes que esto es extraordinario porque toda esa avalancha de sentimientos la logra sacar una persona que jamás has conocido y que seguramente nunca conocerás y sin embargo tiene esa capacidad oculta para conectarse contigo y saber qué piensas y qué sientes y plasmarlo de una manera tal que en cuanto repasas nuevamente esos discos sabes qué fibra te tocará.


Y hablo de momentos porque siempre hay una canción que te recordará tal época o a esa persona. Habrá momentos en los que milagrosamente esa canción aparecerá ya en tu mente o en el ambiente, encajando justamente con lo que está sucediendo.


Hay muchos grupos que logran todas esas cosas, pero ninguno como Pearl Jam. Y justo por eso soy fanático de ellos.


Y es que si me pongo a enumerar las veces en las que este grupo y sus canciones me han acompañado harían de esto un escrito muy largo. Puedo recordar como “Blood” me ayuda siempre a sacar todo el coraje y el enojo que llevo dentro y que lo ha hecho desde hace más o menos 15 años. Recuerdo mis esfuerzos para tocar “Small Town” en la guitarra usando las notas que venían en el librito del CD y recuerdo cómo se quedó instalada en esa persona que nunca más he vuelto a ver y moriría por encontrarla de nuevo. Escucho “Wishlist” y directamente me lleva al momento en que escuchándola por primera vez en vivo cerré mis ojos y pensé en esa persona tan especial. O como olvidar ese triste momento en el que tantas veces me despedí de esa persona y justo en el que pensaba sería el abrazo final se dejó escuchar “Off he goes” en las bocinas de la estación del metro Allende. O escuchar “Smile” y pensar en todas aquellas personas a las que extraño y quiero y preguntarme siempre si seré lo suficiente buena persona para hacerlos sonreír. O “Present Tense” en los momentos más difíciles y en los que parece que ya no existe razón para vivir y de golpe me recuerda que hay que vivir siempre el presente. O más recientemente “Alive”, que me recuerda que a pesar de todo y todos sigo estando vivo, por más muerto que me declaren.


  

¿Qué significa que mi grupo cumpla 20 años? Demasiado. En primer lugar recordar que me han acompañado fácilmente 18 de esos 20 años y eso ya es toda una vida estando juntos. Es recordar que una noche de 2001 escuchando por primera vez el concierto de su Décimo Aniversario me propuse dos cosas, verlos en vivo y hacer lo imposible por estar en su Vigésimo Aniversario, y recordar ahora en una mañana de 2011 que logré cumplir ese par de sueños. Es saber que a pesar de que como en toda relación existen altibajos, nunca dejarán de sorprenderme y de hacer cosas que me sigan llegando y llamando la atención.


Que un tipo de México se sienta inspirado por cinco tipos de Seattle suena todo lo cliché que se quiera, pero es la verdad. Y hoy que es una fecha especial para todos los que como yo comparten estos sentimientos me gustaría poder decirles a ellos lo que una persona me dice siempre que le pregunto qué le diría a Eddie Vedder si lo tuviera en frente:


Gracias.