martes, 31 de diciembre de 2013

¡Hasta siempre 2013!

Normalmente no me gustan los recuentos de año nuevo. Se me hace una forma de querer darle sentido a esa idea ridícula de que, una vez que nos acabamos las páginas de un calendario y comenzamos a usar las de otro, de repente todo cambiará, será diferente y tendremos mágicamente un borrón y cuenta nueva que todo perdonará. Por lo regular, la mayoría de quienes tienen su fe puesta en el 1 de enero son los primeros que claudican en sus propósitos por ahí de febrero o marzo (o antes). No debemos culparlos, al menos hicieron su intento, y nos harán reír en el intento.

No, no voy a hacer mi lista de propósitos que no cumpliré en 2014, pero si quisiera dedicar algunas palabras a este 2013 que ya mero se nos va. 

Si bien hubo sus momentos difíciles y nada agradables, puedo decir que este año 2013 ha sido de lo mejorcito que he tenido en los últimos tiempos. Si comparo las tormentas por las que atravesé con cierta regularidad desde 2008 más o menos, este año tuvo la peculiaridad de no provocarme momentos demasiado trágicos o depresivos.

2013 fue un año de viajes: Los Angeles (dos ocasiones), Argentina, Chile, algunos recorridos por el país. Visitar lugares nuevos siempre será bienvenido y poder conocer gente y costumbres de otros países es de las cosas que más disfruto. Hubo anécdotas divertidas como vivir dos otoños este año gracias a estar un par de semanas debajo del ecuador, las parrandas en Chile con la banda jammer, mis cicatrices resultantes del concierto en Argentina y, sobre todas las cosas, haber conocido a Eddie Vedder.

2013 fue un año de música. Será recordado como el año en el que vi a Pearl Jam (4 veces), Soundgarden (4 veces) y a Alice in Chains. Pero hubo grandes y geniales conciertos este año: A Perfect Circle, The Hives y Franz Ferdinand en Lollapalooza, Foo Fighters, Queens of the Stone Age, Black Sabbath, Iron Maiden,  Garbage, Patti Smith, The Cure con su concierto de cuatro horas, Blur en el vive Latino, Red Hot Chili Peppers, Black Keys, los del Reencuentro de Radio Kaos, en fin. La lista sigue y sigue.

Debo hacer mención especial a uno de los hechos que me sucedieron este año y que no esperaba que pasará: mí llegada a un programa de radio. Si, radio independiente y por internet y lo que quieran, pero programa de radio al fin. Empezamos el 2013 escuchando a Christian y a Paco en su nuevo proyecto Keep on Rockin’ y, sin decir agua va, pasé de ser invitado a parte del proyecto. La verdad ha sido algo que me ha ayudado bastante y ha sido una gran terapia en los momentos malos. Siempre había tenido ganas de decir tonterías al aire y gracias a ese par se me cumplió. Esperemos que el programa siga todavía mucho más tiempo y que este trio de tres que ahora lo conduce (Steph, Christian y yo) siga adelante. Y sobre todo que nos sigan escuchando.

Ha sido un año donde ha llegado gente genial a mi vida y donde ha habido pérdidas también. Es un año donde he podido hacer cosas que me gustan y donde he tenido que aguantar cosas malas, como todos los años, pero ahora al parecer el destino se apiadó de mí un poco y me dejó respirar un poco más. Eso sí, puedo decir que este año ha llegado Luz a mi vida, literal y literariamente.

2013, gracias por los recuerdos, se te extrañará bastante. Sigamos con el mismo vuelo para 2014.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Vedder y Yo



Anoche, platicando con Luz, salió el tema de que hoy sería el cumpleaños 49 de Eddie Vedder y cómo él ha estado presente en dos de los eventos más remarcables de mi 2013. Y curiosamente estos dos eventos han sido tan diametralmente opuestos que es difícil de creer que la misma persona los ha protagonizado y que yo he sido participante en ellos.

La anécdota de Argentina ya la había platicado. De hecho hay un post en este su humilde blog al respecto. Hasta ahora y creo que para siempre, cada que recuerde ese día me surgirá una sonrisa del tamaño del mundo, ya que no lo sólo vi, sino que pude hablar y estrechar la mano del que es mi ídolo de la adolescencia. Es algo que siempre me pondrá de mejor humor en esos momentos difíciles.

Momentos felices en Argentina
Tan sólo ocho meses después, en Los Angeles, me tocaría vivir un momento con Eddie Vedder un poco distinto al de Argentina. 


Creo que ya también muchos saben la historia. Durante el segundo concierto de Pearl Jam en Los Angeles, mientras interpretaban Sirens, algo raro pasó con la guitarra de Eddie que hizo que sonara casi tan desafinada como cuando yo tocaba la guitarra (lo que ya es decir mucho). La reacción de Vedder fue la que nos dejó algo perplejos, ya que hizo una rabieta digna de niño malcriado, aventando la guitarra al piso y dejando mal parado al roadie que en ese momento intentaba ayudar con el problema.


La cosa creció tanto que ese roadie renunció al día siguiente y en las redes sociales se armó un pequeño relajo por el tema de que sí Eddie tenía razón, que sí fue un grandísimo hijo de puta, y así todas las opiniones que pueda uno imaginarse entre esos dos extremos. La cosa no tendría nada de particular para mí, de no ser por ese video que yo grabé.


Y es que, para el segundo show de Los Angeles, yo llevaba la firme intención de tomar fotos y de grabarle Sirens a la misma Luz del inicio de la plática (lo cual cierra el círculo). Fue tanta mi suerte (si se me permite llamarle así) que Vedder hizo su berrinche justo en el momento en que yo lo estaba grabando, dejando una evidencia bastante clara del momento. Tan clara que ese video es el que todos usan para mostrarle a la gente el incidente y que hasta el momento en el que estoy escribiendo ya lleva 35191 visitas. No muchas para el mundo de youtube, pero son demasiadas si consideran la intención original.

Momentos difíciles en Los Angeles
Creo que las conclusiones que Luz y yo sacamos al final son bastante correctas. Cierto, Eddie se portó en Los Angeles como un maldito mamón, pero también en Argentina se portó de una forma tan increíble como pocos famosos pueden hacer. Así como tiene detalles agradables, hace groserías detestables. Como cualquiera de nosotros.


Hoy cumple 49 años y me ha tocado vivir dos momentos raros relacionados con él en este mismo año. En vez de juzgarlo, al final uno refuerza la idea que Eddie Vedder es un ser humano como cualquiera, sin divinizarlo o repudiarlo. Me regaló dos momentos en los que he estado involucrado, uno directamente y otro no tanto, pero que en cierta forma me ha dado algo que contarle a mis nietos. O a ustedes, si no tenían nada mejor que hacer que leerme.