domingo, 19 de febrero de 2012

Cine Moderno, Cine Antiguo

De entre todas las formas para hacer cine de excelencia, siento que hay dos que, si se saben llevar a cabo, el resultado puede transcender hasta el terreno de lo artístico: tomar los últimos recursos existentes en cuanto a tecnología para realizar una producción o simplemente tomar lo más básico  y de esa manera dar un salto hacia adelante tomando el impulso del pasado. En menos de un mes pude apreciar dos ejemplos perfectos de esto.

Es increíble como algo tan sencillo como esto pueda ponerte al filo de la butaca.
Con Hugo, Martin Scorsese dio cátedra de lo que una película puede llegar a ser cuando se usa de manera original e inteligente la tercera dimensión. Cuando uno piensa en 3D normalmente imaginamos cosas como explosivos saltando en tu cara o en monstruos vomitando fuego, pero jamás pensamos en un niño caminando por los pasillos de una enorme biblioteca mientras busca un tomo acerca de la historia del cine. Ese es uno de los enormes méritos de la película. El 3D no está en manos de un director que busca taquilla y millones, sino de un tipo que realmente ama el cine y quiere experimentar con lo más reciente que su oficio puede darle. Y vemos a don Martin como niño con juguete nuevo, con la enorme diferencia de que se trata de un niño genio.

De esta manera vemos como una historia que en un inicio parecía un cuento de superación acerca de un niño huérfano y un autómata, poco a poco y sin sentirlo termina convirtiéndose en un homenaje al cine y a sus héroes primigenios. Y no un homenaje cualquiera, sino que somos sorprendidos con una impresionante combinación de filmes antiguos con alta tecnología digital, todo no para lucimiento de los efectos, sino para conseguir que esos filmes nos impresionen de una forma que sólo nuestros bisabuelos sintieron al verlas por vez primera.

En estos tiempos donde el sobrediálogo y las escenas grandilocuentes invaden las pantallas, se siente la necesidad de ir removiendo algunos de esos elementos para lograr refrescar nuevamente el cine. Un ejemplo de esto es Kill Bill Vol. I de Tarantino. Es una película perfecta por que logra contar una historia convincente, a pesar de todo lo fantasiosa que pueda ser, con el mínimo preciso de diálogos. La acción, las actuaciones, los pocos efectos que tiene son lo que valen, los que hacen redonda una historia.

Ahora bien, ¿qué tantos elementos podríamos quitar en el cine actual para lograr un efecto similar? Michel Hazanavicius nos da una respuesta que difícilmente esperaríamos. Quita absolutamente todo, efectos, luces, color, sonido y nos deja sencillamente con la expresión humana, simple y llana.

¿Quién en estos tiempos tiene los tamaños, no sólo de hacer una película muda, sino de hacerla de una forma tan impresionante? Situada en la transición del cine mudo al sonoro, "The Artist" nos narra como un actor se resiste a dejar atrás su forma de entender el cine en aras de lo moderno. Y la forma que se escogió para narrar esto es usando eso mismo, el cine mudo, de una forma tan convincente que realmente sentimos a flor de piel el dilema existencial de este personaje, cuyo orgullo y resistencia hacia una nueva forma de hacer su profesión hace que vaya sumiéndose más y más en la desesperación y a nosotros con ellos.

No cabe duda que Hugo y The Artist nos dan grandes esperanzas por el cine. Nos hacen ver que aún existen propuestas atrevidas y formas originales de contarnos una historia, ya sea mediante el estado del arte de la tecnología o regresando a las raíces más profundas. Ese tal Lucas debería ir a verlas mil veces y tomar todas las notas que pueda, a ver si así aprende como contar historias de nuevo. Y también para ver si aprende que no necesita gastar millones en CGI para lograr contar una historia. Un solo letrero en negro con la palabra "Bang!" usado perfectamente puede resultar infinitamente más convincente.

viernes, 3 de febrero de 2012

Bitácora de vida: The watchtower

Mucha gente compara la vida con una película, con un documental bizarro, con un musical, pero yo digo que el mejor símil que podemos encontrar es un sitcom.

Para mí el inicio de temporada fue más bien extraño. ¿Dónde podemos ubicarlo? Creo que lo más obvio sería ese día de diciembre en el que montado en un camión de mudanza me dirigía hacia el que sería mí hogar durante los próximos 13 meses. Casi podría jurar que de fondo se escuchaba Smile de Pearl Jam mientras yo, sentado en la parte delantera del camión, sonreía como hacía mucho no lo hacía. Pantalla yéndose a negro y apareciendo los títulos de salida.

La palabra clave de esta temporada de mi vida es una y la tengo perfectamente clara: Soledad. Soledad en todos los sentidos de la palabra, a veces dolorosa y pesada, a veces gloriosa y liberadora. Después de los traumas que venía arrastrando el estar prácticamente solo todo el tiempo no solo me ayudó a cerrar heridas sino a reflexionar y comenzar a darle un poco de rumbo a esta vida que de repente se aparecía tan gris. Poco a poco fui socializando más, increíblemente haciendo nuevos amigos, conociendo gente, haciendo cosas que nunca antes pensé hacer. Era libre, quizá no sano, pero si con toda la libertad a la que una persona puede aspirar. 

Y, como en esas buenas historias que me gustan, Tania se apareció primero como personaje invitado, apenas relevante. Fue en una fiesta en la que nos conocimos, nos caímos bien, las cosas parecían funcionar bien.

Poco a poco, fue apareciendo más frecuentemente en el show, su papel fue más y más fundamental en la historia hasta llegar el momento en el que ahora, es parte fundamental del final de temporada y será uno de los personajes principales para la siguiente, de esos de los que su nombre aparece en los créditos de entrada.

Esta temporada está por terminar. La temporada de la torre vigía, la torre del perro, la casita del perro, o como tuvieron a bien bautizarla. La temporada de Javier aprendiendo a vivir solo. La temporada de Javier socializando, de llegar tarde a casa sin tener que dar explicaciones o de llegar borracho. Temporada de locuras y de sanación.

En esta ocasión la temporada no terminará en el camión de mudanzas, eso ya se vio y no está bien repetir los finales. ¿Qué les parece éste? Javier, rodeado de cajas, suspirando por recordar los días que pasaron y emocionado con los días que vendrán al lado de Tania su coprotagónico, esperando las horas que lo separan de mañana, escribiendo una entrada en su blog sobre el tema de la vida y el sitcom. Música de fondo para cerrar esta temporada...


 Pantalla yéndose a negro. Aparecen los títulos de salida.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Musiquita versión Enero 2012

Fue curioso, pero la idea se me ocurrió justamente el primer día del año, mientras esperaba impaciente el avión (retrasado) que me traería de vuelta a mi DF lindo y querido desde las lejanas tierras de Guadalajara. Con tanto tiempo por delante y con la pila de mi iPod por fallecer debió cruzarme por la mente la idea de optimizar energía y concentrarme en algún disco en particular que escuchar.  Al final, cómo verán después, mi elección fue bastante predecible, lo cual me hizo reflexionar en la cantidad de música nueva de artistas olvidados que tenía y me hizo darme cuenta que de unos años para acá había cedido paso a la costumbre musical y que el melómano en mí estaba prácticamente muerto.

Así las cosas, me propuse ese mismo día de año nuevo escuchar lo más posible grupos y música nueva. Por allí leí que uno de los signos de envejecimiento más seguros es cuando una persona  comienza a criticar, sin fundamentos por lo regular, la música y las modas de la generación posterior a la suya. Esto obviamente no aplica a todo y allí tenemos el regguetón como muestra, pero cabe hacerse la pregunta ¿y qué hay del rock que se escucha en estos años? Cierto, los noventas fue una generación definitiva en la música y que marcó mi vida y la de muchísima gente pero, ¿será posible que no exista más y mejores propuestas en este nuevo siglo? la respuesta afortunadamente es sí, y no quiero perdérmelas.

Y así nació el propósito de escuchar un álbum completo diferente al día. En un inicio la intensión era escuchar sólo discos de grupos relativamente nuevos, pero quise extenderlo también a grupos que quizá ya conocía pero que no había escuchado más cosas, o que en algún momento me gustaron pero que les perdí la pista de repente. O incluso lo extendí a otros géneros como la música clásica.

La lista para este mes me quedó bastante ecléctica pero es interesante. Dentro del rubro de lo absolutamente nuevo para mí está M83, Feist, At the drive in o Refused, que cubren un espectro bastante amplio de estilos que me encantó. Del lado de los ya escuchados pero que no había apreciado el álbum completo esta Blind Melon, The Hives o Bob Dylan. Hubo gratas sorpresas como saber que Eels, una banda depresiva alternativa de mediados de los noventas que amé en su momento no sólo no desapareció sino que tiene una carrera muy activa y consistente. Hubo decepciones como el nuevo de Rodrigo y Gabriela y hubo mucha Ópera Mozartiana.

En fin, les dejo mi lista completa acá abajo, espero les guste.

Y este mes de febrero ya comenzó con Arcade Fires.

01-02 Pearl Jam - No Code
03 A Perfect Circle - Mer de Noms
04 Artic Monkeys - Suck it and see
05 Blind Melon - Blind Melon
06 The Black Keys - El Camino
10 M83 - Hurry up we're dreaming
11 NIN - The Downward Spiral
12 The Hives - The Black and White album
13 Blonde Redhead - Misery is a Butterfly
16 Feist - Metals
17 Glenn Gould - Mozart Complete Piano Sonatas
18 Jars of clay - Much Afraid
19 Megadeth - 13
20 At the Drive in - Relationship of Command
23 Mozart - Don Giovanni
24 Refused - The shape of punk to come
25 Rodrigo y Gabriela - Area 52
26 Leonard Cohen - Old Ideas
27 Mozart - Le nozze di Figaro
30 Eels - Electro-Shock Blues
31 Bob Dylan - The Freewheelin' Bob Dylan