viernes, 16 de mayo de 2014

Con Cariño, Juan Rulfo

A manera de explicación: Hoy, 16 de mayo, Juan Rulfo estaría cumpliendo 97 años. Con motivo de su cumpleaños, me permito ponerles esta reseña que escribí hace rato ya para la revista Plugged. A mi el libro en cuestión, "Cartas a Clara" (2013, Editorial RM) me dejó la impresión de un Rulfo completamente desconocido pero que explica mucho el caracter de su obra. Espero les guste.



-----------------------------------------------------------------------------

En estos tiempos de inmediatez, es difícil, querido lector, sentir ese sentimiento de desconexión o evasión del mundo y de los otros. Es tan fácil obtener noticias de otra persona gracias a internet, que podemos ya no sólo hablar con alguien en cualquier momento, sino también tener su ubicación precisa, saber qué está haciendo, qué come, a donde ha ido, qué ha visto y leído, qué música ha escuchado, entre otras cosas. Pero hubo una época en la que todo esto no era ni remotamente posible.

¿Ha recibido usted, amigo lector, una carta? Y no me refiero a estados de cuenta bancarios o publicidad. Una carta de verdad. Un pedazo de papel que alguien, desde algún lugar del planeta, usó para escribirle cualquier cosa y enviárselo a su hogar. Escribir una carta era cosa seria. Incluso era considerado un género literario en sí mismo (el género epistolar). Es por eso que cuando se tiene la oportunidad de echarle un vistazo a los diálogos epistolares que gente famosa sostenía con alguien más se convierte en algo tremendamente interesante.

Bajo esa premisa, ¿qué puede ser más revelador que la correspondencia de un escritor famoso? ¿Y qué puede ser más interesante que su correspondencia personal? En algunos casos, las colecciones de cartas se vuelven un instrumento indispensable para conocer las ideas y las tormentas de un escritor. Nosotros siempre vemos el producto final: una novela, un poema; pero casi nunca sabemos en qué pasos andaba el autor mientras sufría el proceso de dar a luz su obra.

Juan Rulfo, uno de los escritores más grandes de habla hispana y de la literatura universal, tuvo una de las carreras literarias más cortas y productivas que se puedan encontrar. Rulfo fue autor de varios cuentos, la mayoría reunidos en la colección clásica “El llano en llamas” (1953) y de dos novelas, una de ellas considerada como de las más grandes obras escritas en español: “Pedro Páramo”, publicada en 1955. Sin lugar a dudas, Rulfo representa el punto más alto de la literatura en México y ha sido una influencia en escritores que van desde la generación del boom hasta nuestros días.

Y sin embargo, ¿sabemos qué pasaba en la vida de este hombre antes y durante la creación de dichas obras? La respuesta justo viene de sus cartas. Y no son unas cartas cualesquiera, hablamos de las cartas que le escribiera a su entonces novia, Clara Aparicio.

“Cartas a Clara” es el nombre de la colección de cartas escritas por Juan Rulfo en el periodo comprendido entre octubre de 1944 y diciembre del 1950 a su futura esposa y, de hecho, la mujer de su vida. En ella no sólo encontramos frases dignas de cualquier enamorado (a veces rayando en lo cursi), sino también vemos a un Rulfo desnudando su alma y sus sentimientos a la mujer que ama y que tiene lejos. En sus cartas, además de ver el ingenio inmenso y la facilidad para estructurar una historia que lo caracterizó en su obra literaria, vemos también al hombre que vivía entre la nostalgia por estar con su amada y las tribulaciones de los trabajos que tenía que hacer para ganarse la vida.
En sus cartas también vemos al Rulfo preocupado por sacar adelante sus ideas literarias. A veces con dolor, otras con alegría, pero siempre con ingenio, Rulfo le va relatando a Clara sus adelantos en lo que llegarían a ser sus cuentos más famosos y los trabajos e ideas que se le van ocurriendo para lo que sería su primera novela. Todo esto nos deja ver cómo la obra de arte le toma tiempo y energías, cosas que él sabe sobrellevar gracias al recuerdo de su querida chamaca, como él mismo la llama.

Adornada con fotos de la pareja en esos años (tomadas casi todas por el mismo Rulfo), la colección también nos muestra reproducciones de las cartas originales que Rulfo enviara, lo que nos enseña que su ingenio iba más allá de la pura escritura, ya que siempre procuraba dejar algún detalle extra en las cartas, ya sea un dibujo hecho a toda prisa, alguna frase escrita en inglés u otro idioma o, a veces, escribiendo la carta en espiral y no renglón a renglón.

Gracias a “Cartas a Clara” podemos encontrarnos con una persona enamorada, que no tiene miedo a la lejanía ni a la soledad, y que tampoco tiene miedo en mostrarse tal y como es a su mujer. Pero también nos deja ver cómo van naciendo en su interior las ideas que darán luz a una de las obras culminantes de la literatura en México y en el mundo.