Normalmente no me gustan los recuentos de año nuevo. Se me
hace una forma de querer darle sentido a esa idea ridícula de que, una vez que
nos acabamos las páginas de un calendario y comenzamos a usar las de otro, de
repente todo cambiará, será diferente y tendremos mágicamente un borrón y
cuenta nueva que todo perdonará. Por lo regular, la mayoría de quienes tienen
su fe puesta en el 1 de enero son los primeros que claudican en sus propósitos
por ahí de febrero o marzo (o antes). No debemos culparlos, al menos hicieron
su intento, y nos harán reír en el intento.
No, no voy a hacer mi lista de propósitos que no cumpliré en
2014, pero si quisiera dedicar algunas palabras a este 2013 que ya mero se nos
va.
Si bien hubo sus momentos difíciles y nada agradables, puedo
decir que este año 2013 ha sido de lo mejorcito que he tenido en los últimos
tiempos. Si comparo las tormentas por las que atravesé con cierta regularidad
desde 2008 más o menos, este año tuvo la peculiaridad de no provocarme momentos
demasiado trágicos o depresivos.
2013 fue un año de viajes: Los Angeles (dos ocasiones),
Argentina, Chile, algunos recorridos por el país. Visitar lugares nuevos siempre
será bienvenido y poder conocer gente y costumbres de otros países es de las
cosas que más disfruto. Hubo anécdotas divertidas como vivir dos otoños este
año gracias a estar un par de semanas debajo del ecuador, las parrandas en
Chile con la banda jammer, mis cicatrices resultantes del concierto en
Argentina y, sobre todas las cosas, haber conocido a Eddie Vedder.
2013 fue un año de música. Será recordado como el año en el
que vi a Pearl Jam (4 veces), Soundgarden (4 veces) y a Alice in Chains. Pero
hubo grandes y geniales conciertos este año: A Perfect Circle, The Hives y
Franz Ferdinand en Lollapalooza, Foo Fighters, Queens of the Stone Age, Black
Sabbath, Iron Maiden, Garbage, Patti
Smith, The Cure con su concierto de cuatro horas, Blur en el vive Latino, Red
Hot Chili Peppers, Black Keys, los del Reencuentro de Radio Kaos, en fin. La
lista sigue y sigue.
Debo hacer mención especial a uno de los hechos que me
sucedieron este año y que no esperaba que pasará: mí llegada a un programa de
radio. Si, radio independiente y por internet y lo que quieran, pero programa
de radio al fin. Empezamos el 2013 escuchando a Christian y a Paco en su nuevo
proyecto Keep on Rockin’ y, sin decir agua va, pasé de ser invitado a parte del
proyecto. La verdad ha sido algo que me ha ayudado bastante y ha sido una gran
terapia en los momentos malos. Siempre había tenido ganas de decir tonterías al
aire y gracias a ese par se me cumplió. Esperemos que el programa siga todavía
mucho más tiempo y que este trio de tres que ahora lo conduce (Steph, Christian
y yo) siga adelante. Y sobre todo que nos sigan escuchando.
Ha sido un año donde ha llegado gente genial a mi vida y
donde ha habido pérdidas también. Es un año donde he podido hacer cosas que me
gustan y donde he tenido que aguantar cosas malas, como todos los años, pero
ahora al parecer el destino se apiadó de mí un poco y me dejó respirar un poco
más. Eso sí, puedo decir que este año ha llegado Luz a mi vida, literal y
literariamente.
2013, gracias por los recuerdos, se te extrañará bastante.
Sigamos con el mismo vuelo para 2014.