Por alguna razón que sé
perfectamente (pero que no les voy a contar. No por ahora) me puse algo
nostálgico y recordaba. Y mientras lo hacía, recordé que hay un momento digno
de este ya tan olvidado blog y que debería dejar registrado de una vez por
todas: Denver, 22 de octubre de 2014.
My own personal Eddie Vedder |
22 de octubre de 2014. ¡Wow! ¿Se
dan cuenta? Ya casi vamos para el año de esa fecha. Si, obvio, quienes sean
fans de Pearl Jam saben que fue la fecha del aniversario de la banda y que ese
día en Denver hubo concierto. Los que me conocen saben que ese día en Denver
estuve allí en ese concierto, pero los realmente cercanos a mi saben todo el
“drama” que sucedió el día anterior y, sobretodo, los días después del 22 de
octubre de 2014.
Y lo llamo así, un “drama”
entrecomillado porque justo eso fue. Ya a casi un año de distancia uno se da
cuenta de que todo sucedió por una cadena perfecta de malos entendidos. Bueno,
seamos justos, ya sabía esto desde hace más tiempo atrás, pero el tiempo que
todo lo cura (o que todo lo distorsiona) me ha hecho ver mucho de las tonterías
que hice en ese momento y que fueron provocadas por el enojo tan grande que
sentía. Tan grande que casi me arruina el 22 de octubre de 2014 pero que
afortunadamente no llegó a tanto.
¡Buenos días Denver! Sigo vivo, por cierto. |
Antes del 22 de octubre. El 21 de
octubre para ser exactos fue de pasar todo el santo día formado afuera del
lugar del concierto. Es el día del frío más desesperante que haya sentido
(lluvia incluída) y del estar dando vueltas por la ciudad de madrugada porque
no podía dormir. Si a eso le suman que el 99.9% de las personas que me rodeaban
hablaban inglés pues era obvio que prácticamente no hablé con la gente. Ay,
Javier. Curioso que una de las pocas personas con las que hablé en inglés (but
of course) después de unos minutos de plática resultó que era guatemalteco y
que hablaba perfecto español. Allá va mi logro de platicar con alguien en
inglés, aunque facilitó las cosas, de eso ni duda.
Después del 22 de octubre. El 23
fue el día donde lo que más recuerdo es el enojo, de los más grandes que he
tenido en mi vida. Créanme, para alguien que puede contar con los dedos de la
mano las veces que se ha enojado, convierte eso en un momento fuerte. Es cuando
la suma de los malos entendidos explotó y dejó como resultado que estuviera en
Denver, desesperado, con poco dinero y con mis planes rotos. Ah, y con una
deuda que apenas pude terminar de pagar hace pocos meses. Es lo malo de
enojarse y explotar, uno tiene que andar después recogiendo los pedazos que
deja a su paso, pero al final las cosas pasan. No guardo rencores, no tengo
ningún problema contra las personas que en ese momento me hicieron pasar un
trago amargo. Turn the page.
Si andaba enojado, oigans |
El 22 de octubre de 2014 lo
recuerdo por muchísimas cosas. Por ser el número 2 de la fila del concierto. No
es poca cosa, hasta hubo gente de periódicos locales que me felicitaron y
tomaron fotos (no he visto que se hayan publicado las fotos en la fila pero si
las de antes del concierto). Estar en la punta de la fila de un evento donde
muchos fans quisieran estar te hace fácilmente identificable. Al día siguiente
varias personas me detuvieron en la calle porque me habían visto formado y en
la parte de enfrente del escenario del concierto, y me detenían para saludar y
para hablar sobre el show.
No hay nada como entrar al recinto
del concierto después de 24 horas de estar formado. La adrenalina que llega al
saber que no falta mucho para entrar, la emoción de ver que las filas se
acomodan y que al fin se abren las puertas. Saber que sólo hay una persona
delante de ti y que prácticamente el lugar es tuyo para poder acomodarte donde
quieras. Lo mejor es que contrario a experiencias previas (en Argentina a pesar
de ser de los primeros de la fila, tuve que correr como loco para encontrar un
buen lugar) era obligatorio conservar el orden de la fila hasta que llegaras a
tu lugar en el escenario. Increíble eso y que los gringos respetan a morir el
derecho a tu espacio. No hay tipos aventándote como locos todo el show para
quitarte tu lugar, no hay aplastones, no hay lluvia de líquidos extraños, no
hay nada a lo que por desgracia estamos acostumbrados al sur de la frontera.
Pude hacer las últimas dos horas de espera y las tres de concierto
completamente tranquilo, agarrado a la valla y preocuparme por solo cantar y
brincar.
No sé si Vedder me reconozca ya, como varios
me han dicho. La verdad no creo, a pesar de ya haber “hablado” con él. Pero fue
curioso porque muchas cosas que sucedieron en el concierto pasaron justo en la
zona donde yo estaba. Cuando cantaban “Don´t gimme no lip” Eddie estiraba el
micrófono a la zona donde estaba yo para que intentáramos cantar. Durante una
parte en el show, Eddie habla sobre las banderas que hay en el lugar y después
se escucha decir "yeah! That one (is nice) too", refiriéndose a mí y a mi
bandera de México que en ese momento le mostraba.
Está el momento en el que Eddie
avienta el micrófono al público. En los videos en los que he visto se ve que va
para atrás de donde estoy yo, pero puedo recordar que señaló
hacia donde estaba y tiró el micrófono. El punto es que tuve mis 5 segundos de
fama y canté una partecita del coro del inicio de Breath (la cual no aparece en
el bootleg oficial porque le bajaron al volumen en esa parte, chale).
Consulté a científicos calificados sobre la materia acerca de la posibilidad de clonar a Eddie Vedder a partir de la botella. 100% True Story |
Lo que si seguro fue para mí fue
la botella. La famosa botella de champaña que sacó Eddie al final para
rociarnos a todos y que me buscó y me señaló para que los tipos de seguridad me
la pasaran. Ya antes he tenido momentos cercanos a Eddie Vedder. Obvio, el
momento en Argentina fue el más cercano y personal, pero de alguna manera, el
hecho que él se haya acercado contigo y hubiera tenido el detalle de darme esa
botella fue algo muy especial. Quizá no con la magia del día que estrechamos
nuestras manos pero sí como si fuera el reencuentro de dos conocidos. ¿Exagero?
Quizá, pero es de las cosas que me dejarán siempre con una sonrisa en los
labios a pesar de los días anteriores o de los días después del concierto. Ver
la botella, recordar las canciones, ver los videos y buscarme entre la multitud
y reír al ver mis caras. Todo eso me da una alegría que de repente no es tan
fácil de encontrar.
Mi 22 de octubre de 2014 es parte
de esos momentos que siempre me ponen de buenas. Pero también es un buen
ejemplo de cómo las experiencias no siempre son 100% positivas. Algo se tiene
que aprender también de los errores que uno comete y también uno entiende que
los sacrificios que uno realiza normalmente nos traen resultados. Y sobre todo,
nos dejan experiencias que nos alegran
un poco la existencia en los momentos malos.
Por alli del minuto 6 se ve el momento exacto de la entrega. Si, soy presumido