sábado, 4 de julio de 2015

Un 22 de octubre

Por alguna razón que sé perfectamente (pero que no les voy a contar. No por ahora) me puse algo nostálgico y recordaba. Y mientras lo hacía, recordé que hay un momento digno de este ya tan olvidado blog y que debería dejar registrado de una vez por todas: Denver, 22 de octubre de 2014.

My own personal Eddie Vedder
22 de octubre de 2014. ¡Wow! ¿Se dan cuenta? Ya casi vamos para el año de esa fecha. Si, obvio, quienes sean fans de Pearl Jam saben que fue la fecha del aniversario de la banda y que ese día en Denver hubo concierto. Los que me conocen saben que ese día en Denver estuve allí en ese concierto, pero los realmente cercanos a mi saben todo el “drama” que sucedió el día anterior y, sobretodo, los días después del 22 de octubre de 2014.

Y lo llamo así, un “drama” entrecomillado porque justo eso fue. Ya a casi un año de distancia uno se da cuenta de que todo sucedió por una cadena perfecta de malos entendidos. Bueno, seamos justos, ya sabía esto desde hace más tiempo atrás, pero el tiempo que todo lo cura (o que todo lo distorsiona) me ha hecho ver mucho de las tonterías que hice en ese momento y que fueron provocadas por el enojo tan grande que sentía. Tan grande que casi me arruina el 22 de octubre de 2014 pero que afortunadamente no llegó a tanto.

¡Buenos días Denver! Sigo vivo, por cierto.
Antes del 22 de octubre. El 21 de octubre para ser exactos fue de pasar todo el santo día formado afuera del lugar del concierto. Es el día del frío más desesperante que haya sentido (lluvia incluída) y del estar dando vueltas por la ciudad de madrugada porque no podía dormir. Si a eso le suman que el 99.9% de las personas que me rodeaban hablaban inglés pues era obvio que prácticamente no hablé con la gente. Ay, Javier. Curioso que una de las pocas personas con las que hablé en inglés (but of course) después de unos minutos de plática resultó que era guatemalteco y que hablaba perfecto español. Allá va mi logro de platicar con alguien en inglés, aunque facilitó las cosas, de eso ni duda.

Después del 22 de octubre. El 23 fue el día donde lo que más recuerdo es el enojo, de los más grandes que he tenido en mi vida. Créanme, para alguien que puede contar con los dedos de la mano las veces que se ha enojado, convierte eso en un momento fuerte. Es cuando la suma de los malos entendidos explotó y dejó como resultado que estuviera en Denver, desesperado, con poco dinero y con mis planes rotos. Ah, y con una deuda que apenas pude terminar de pagar hace pocos meses. Es lo malo de enojarse y explotar, uno tiene que andar después recogiendo los pedazos que deja a su paso, pero al final las cosas pasan. No guardo rencores, no tengo ningún problema contra las personas que en ese momento me hicieron pasar un trago amargo. Turn the page.

Si andaba enojado, oigans
El 22 de octubre de 2014 lo recuerdo por muchísimas cosas. Por ser el número 2 de la fila del concierto. No es poca cosa, hasta hubo gente de periódicos locales que me felicitaron y tomaron fotos (no he visto que se hayan publicado las fotos en la fila pero si las de antes del concierto). Estar en la punta de la fila de un evento donde muchos fans quisieran estar te hace fácilmente identificable. Al día siguiente varias personas me detuvieron en la calle porque me habían visto formado y en la parte de enfrente del escenario del concierto, y me detenían para saludar y para hablar sobre el show.

No hay nada como entrar al recinto del concierto después de 24 horas de estar formado. La adrenalina que llega al saber que no falta mucho para entrar, la emoción de ver que las filas se acomodan y que al fin se abren las puertas. Saber que sólo hay una persona delante de ti y que prácticamente el lugar es tuyo para poder acomodarte donde quieras. Lo mejor es que contrario a experiencias previas (en Argentina a pesar de ser de los primeros de la fila, tuve que correr como loco para encontrar un buen lugar) era obligatorio conservar el orden de la fila hasta que llegaras a tu lugar en el escenario. Increíble eso y que los gringos respetan a morir el derecho a tu espacio. No hay tipos aventándote como locos todo el show para quitarte tu lugar, no hay aplastones, no hay lluvia de líquidos extraños, no hay nada a lo que por desgracia estamos acostumbrados al sur de la frontera. Pude hacer las últimas dos horas de espera y las tres de concierto completamente tranquilo, agarrado a la valla y preocuparme por solo cantar y brincar.

No sé si Vedder me reconozca ya, como varios me han dicho. La verdad no creo, a pesar de ya haber “hablado” con él. Pero fue curioso porque muchas cosas que sucedieron en el concierto pasaron justo en la zona donde yo estaba. Cuando cantaban “Don´t gimme no lip” Eddie estiraba el micrófono a la zona donde estaba yo para que intentáramos cantar. Durante una parte en el show, Eddie habla sobre las banderas que hay en el lugar y después se escucha decir "yeah! That one (is nice) too", refiriéndose a mí y a mi bandera de México que en ese momento le mostraba.

Está el momento en el que Eddie avienta el micrófono al público. En los videos en los que he visto se ve que va para atrás de donde estoy yo, pero puedo recordar que señaló hacia donde estaba y tiró el micrófono. El punto es que tuve mis 5 segundos de fama y canté una partecita del coro del inicio de Breath (la cual no aparece en el bootleg oficial porque le bajaron al volumen en esa parte, chale).

Consulté a científicos calificados sobre la materia acerca de la posibilidad de clonar
a Eddie Vedder a partir de la botella. 100% True Story

Lo que si seguro fue para mí fue la botella. La famosa botella de champaña que sacó Eddie al final para rociarnos a todos y que me buscó y me señaló para que los tipos de seguridad me la pasaran. Ya antes he tenido momentos cercanos a Eddie Vedder. Obvio, el momento en Argentina fue el más cercano y personal, pero de alguna manera, el hecho que él se haya acercado contigo y hubiera tenido el detalle de darme esa botella fue algo muy especial. Quizá no con la magia del día que estrechamos nuestras manos pero sí como si fuera el reencuentro de dos conocidos. ¿Exagero? Quizá, pero es de las cosas que me dejarán siempre con una sonrisa en los labios a pesar de los días anteriores o de los días después del concierto. Ver la botella, recordar las canciones, ver los videos y buscarme entre la multitud y reír al ver mis caras. Todo eso me da una alegría que de repente no es tan fácil de encontrar.


Mi 22 de octubre de 2014 es parte de esos momentos que siempre me ponen de buenas. Pero también es un buen ejemplo de cómo las experiencias no siempre son 100% positivas. Algo se tiene que aprender también de los errores que uno comete y también uno entiende que los sacrificios que uno realiza normalmente nos traen resultados. Y sobre todo,  nos dejan experiencias que nos alegran un poco la existencia en los momentos malos.

Por alli del minuto 6 se ve el momento exacto de la entrega. Si, soy presumido

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