¿Por dónde empezar? Obviamente por los agradecimientos. Dos
años de escribir tonteras es fácil, que haya gente que lea mis tonteras es muy
difícil. Y creo que por eso estimo más que hayan visitado este su, por ahora,
muy empolvado blog.
Y después por las disculpas. He estado tan perdido que ni me
di cuenta que ya había pasado la fecha del segundo aniversario, 17 de
noviembre. Pero ya es momento de despertar.
Ha sido un año de contrastes muy grandes. Pero creo que al
final es consecuencia de estar vivo y sobretodo de querer vivir. Ha tenido
tantas cosas que resulta imposible para mí definirlas, algunas aún no termino
por digerir del todo, pero aquí sigo. On the road again.
Creo que estos dos años de escribir han cumplido con el
objetivo original: Encontrarme a mí mismo de entre toda la maraña de cosas que tengo
en la cabeza. Y si bien últimamente he estado repartiendo mis letras entre mi
curso de creación literaria y el proyecto de Letras con Pelotas (¡no se les olvide leernos amigos!) espero seguir escribiendo esas incoherencias que son
tan de mi agrado (espero que del suyo también) en este su blog.
Tenía más de ocho meses sin encender ésta computadora.
Curioso. En ella hice muchas cosas buenas, cree algunas
interesantes, hice travesuras, en fin. La pobre quedó arrumbada por culpa del
internet. Ya saben, eso de “tomar prestada la cuenta” del vecino sin que éste
se entere te da muchos beneficios pero también te da ciertos problemas cuando
intentas conectarte y tu fiel desktop no tiene conexión inalámbrica. Pero ya no
más.
Fuera de la desempolvada me encontré con que esta pobre no
sólo está atrasada en actualizaciones y programas. También se quedó atrapada en
el tiempo. Y no en cualquier momento, sino en el momento específico en el que
la usé por última vez para subir esa entrada en este blog cuando me mudé de la
vieja torre vigía. Abro mi explorador de internet y allí está la entrada aún
con los últimos cambios que le hacían falta. Está el video de youtube que le
puse para ponerle carpetazo a los créditos.
Es curioso, pero triste al mismo tiempo. Me hizo recordar no
sólo ese momento sino recapitular todo lo que ha pasado hasta ahora. Créanme,
ha pasado tanto. Cosas que realmente me han cambiado la vida de una forma en la
que jamás pensé que sucederían. He hecho cosas malas (muy malas de hecho) pero
también creo que he hecho cosas buenas. Es difícil poner en la balanza todo lo
que me ha ocurrido y pretender que no ha cambiado mi forma de ser.
He tenido que sufrir el peso de mis decisiones como nunca antes.
¿Por qué? Es complicado, pero creo que la razón principal era ser feliz. Allí
es donde están las recriminaciones hacia mí mismo. ¿Hasta qué grado uno afecta
la vida propia y la de los demás por esto? ¿Hasta qué punto no es ser feliz
sino egoísta? ¿Hasta cuando uno va por la vida sintiéndose mal por las cosas
que hago y preguntándose si realmente merezco ser feliz?
La verdad hay mucho que no entiendo. De repente me vi en una
espiral ascendente y que después me sumió demasiado abajo. El viaje de ayer me
enseñó muchas cosas y me ayudó a darme cuenta de otras. A pesar del coraje y el
esfuerzo que hicimos y que no sirvió para nada me enseñó muchas cosas y en
cierta manera me hizo encontrar algo que tenía mucho tiempo de no sentir: paz
¿Es un buen momento para darle vuelta a la página? No lo sé.
Pero es lo que quiero hacer ahora. Quiero volver a entender que no soy alguien
malo, que si bien no tomo las decisiones correctas no me hace alguien que no
merezca la felicidad. Creo que es un buen momento de empezar una nueva
temporada de este sitcomm llamado vida.