Cada que se cumplen años, es inevitable caer en la tentación
de mirar hacia atrás y ver las cosas que has construido o contemplar las ruinas
que has dejado a tu paso. 365/366 días de tu vida han pasado la dualidad de
hacer/no hacer, moverse/quedarse quieto, armar/destruir, todo en aras de hacer
que este pedacito de vida que se te fue concedido sea algo digno de haberse
vivido.
Igual que mi vida, mi vista ha ido cambiando en estos tres años |
En 1096 días de mi vida he intentado plasmar todo esto a
través de la escritura. No ha sido nada fácil, considerando que casi nunca me
había atrevido a enseñarle a la gente lo que escribía. Mis letras siempre las
consideré o demasiado azotadas o demasiado personales como para que alguien
allá afuera las leyera. Sin embargo, cuando tras casi una década de tener
pareja me enfrenté al hecho de estar solo y destruido interiormente, supe que
debía buscar la manera de desahogar la presión que se venía acumulando en mí. Y
la verdad que escribir así, sin importar si alguien me leyera y quién me
leyera, ha sido de las terapias que más me han servido.
Y creo que también en la vida de este blog se ha visto
reflejado mis estados de ánimo. Hubo un periodo durante el año pasado en el que
escribí mucho, para después casi desaparecer, y de nuevo volver a intentar
escribir. Todo ha sido reflejo de mis traumas, de mis frustraciones, de mis
momentos de paz o de mis momentos de estrés.
Pero creo que al final, lo que me ha ayudado más a seguir
con esto ha sido, curiosamente, que efectivamente hay gente que me lee. Más
allá de mi círculo de amigos, a los cuales les agradezco infinitamente su
paciencia para leerme, ha habido gente anónima que por alguna razón ha llegado
a mi blog y lo ha leído. Hace unos meses recibí un correo de alguien que no
conozco, pero que me ha servido mucho para darme cuenta de que puedo compartir
o llegar a los sentimientos de alguien más. Ese correo me ayudó a darme cuenta
que no soy alguien que no merezca ser feliz, a pesar de todas las malas
decisiones o el daño que haya podido causar. Si ser feliz se tratara de
merecimientos, nadie sería feliz. Y ahora ese es mi estado actual, quería una
enésima oportunidad para intentar ser feliz y, sin merecerla o no, la tengo.
Este blog cumple tres años. Es increíble que haya llegado a
3 años y a 105 publicaciones, al menos no es algo que pensara que sucedería
cuando escribí mi primer entrada. Estos 3 años han sido de lo más alocado,
divertido, triste, fuerte y contrastante que he tenido en mis 36. Y los he
vivido lo más intensamente que he podido. A pesar de sus días malos y sus
caídas, he disfrutado mucho vivirlos y también compartir tanto lo que estoy
sintiendo como algunos de mis recuerdos del pasado.
Tres años después, no me queda más que agradecer a todos los
que alguna vez han caído por aquí. Gracias, seguiré escribiendo y sobre todo, viviendo.