jueves, 12 de septiembre de 2013

Recapitulando

La bitácora de vida quedo silenciada desde hace mucho. Y eso que hubo un viaje bastante largo e intenso a Sudamérica, un par de visitas a Puebla y otros lugares que se me escapan.

Quizá tenga la culpa un poco la bola de sentimientos que han cruzado por mí desde meses atrás. Hay algunas marcas que se niegan a desaparecer del todo, otras que me afectaron muy fuertemente. Pero dentro de todo ese paquete también hay alegrías, y muy grandes. Algunas han sido efímeras pero lo suficientemente grandes para permitirme salir adelante.

Estoy en lo que en inglés le llaman writer’s block. Es cierto, no he podido escribir y lo poco que he escrito me ha costado un poco de trabajo. Pero creo que es consecuencia de algo más profundo. Podría decir que estoy en una especie de bloqueo de vida.

Tengo planes, tengo esperanzas, tengo suficientes porqués para salir adelante. El problema no es ni el futuro, y afortunadamente, ni el pasado. Creo que el problema es el presente.

Tengo muchas razones por las cuales me gustaría acortar tanto tiempo y distancias. Llegar a un punto donde nuevamente puedan coincidir ambas cosas. Pero esas dos medidas están algo alejadas por ahora. Eso es quizá lo que hace de mi presente una situación algo desesperante. El tiempo avanza lento y la vida no se ha encargado de ponerme nuevas cosas por delante en estos momentos.

Cierto, hay aun algunos viajes en lo que resta del año y principalmente el segundo viaje a Los Ángeles en lo que va del año para ver a Pearl Jam. Pero si me preguntan, justo en este momento, estoy un tanto cuanto triste y desolado.

Espero pronto cambie y pueda darle vuelta a la página. Pero, por el momento, sigo un tanto cuanto atorado y tanto mi vida como mi escritura está en un momento de revolución del cual no sé muy bien cómo sacármelo de encima.

Como el final de esta canción, vaya.