viernes, 23 de marzo de 2012

Bitácora de vida - Chiapas

Chiapas en muchos sentidos me dejó enamorado. Al inicio como siempre tenía mis reservas al bajar del autobús en Tuxtla Gutiérrez, pero una vez que las cosas fueron funcionando y sobre todo en San Cristóbal de las Casas, el viaje resultó toda una revelación.

Desde las calles de San Cristóbal, las zonas mayas, la magia de San Juan Chamula, el calor de Palenque, los ríos y selvas, el cañón del sumidero. Chiapas tiene lo necesario para perderse y disfrutar de paisajes y lugares que ya para mí se han convertido en mágicos.

Sobre todo lo que más me impactó fueron las zonas arqueológicas. Palenque, Yaxchilán y Bonampak son lugares que me dejaron boquiabierto. Ir paseando entre selvas, caminar a la orilla del Usumacinta para internarte en un laberinto oscuro y salir a una gran explanada, estar sentado en la cima de una pirámide rodeado del sonido de los grillos y otras cosas que sólo habitan la selva.

No sólo fueron las vacaciones que necesitaba, fueron los paseos y los lugares que ya me urgía ir acumulando en este asunto que adoro que es pasear.

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