Siguiendo con este ejercicio, pongo aquí otros cuatro libros
más. Mientras más recuerdo mis lecturas más libros me gustaría poner. Me voy
dando cuenta que cada libro me ha dado algo para mi vida, bueno o malo, por lo
que discriminar a unos sobre otros se me hace en cierta forma injusto. Debo
limitar la lista, pero tratare de abarcar los más que pueda. Vamos pues.
"Dijo Almitra: Háblanos
del Amor.
Y él levantó la cabeza, miró a
la gente y una quietud descendió sobre todos.
Entonces, dijo con gran voz:
Cuando el amor os llame,
seguidlo.
Y cuando su camino sea duro y
difícil.
Y cuando sus alas os
envuelvan, entregaos. Aunque la espada entre ellas escondida os hiriera.
Y cuando os hable, creed en él. Aunque su
voz destroce nuestros sueños, tal como el viento norte devasta los jardines."
El Profeta - Khalil Gibrán
Una de las cosas que más me llamaron la atención de El
Profeta es la forma en la que hace su propia interpretación de los valores
humanos más básicos. Las series de consejos que nos da podrían parecer la cosa
más simple y conocida del mundo pero justo allí radica la belleza de este
libro, nos habla de forma tan clara que parece imposible que no hayamos pensado
así antes. Sin la menor pretensión de crear un libro religioso, Khalil Gibrán
nos va adentrando en una serie de frases llenas de espiritualidad pero al mismo
tiempo llenas de sentido práctico, cosas que no son sino las que la experiencia
de alguien que ha amado o ha trabajado o ha sufrido mucho en esta vida y que
todo eso lo ha ido acumulando por años.
Creo que la mejor forma de disfrutar este libro y de
reflexionarlo es leerlo sin ninguna pretensión de autoayuda o superación
personal o religiosa. Me he encontrado varias veces con autores que tratan de
"reflexionar" sobre el contenido o el "mensaje" del libro y
terminan en desvirtuar completamente la belleza del texto. Este es uno de esos
libros que hay que gozarlo como lo que es: una obra de arte; en la que cada
quién sacará conclusiones o enseñanzas según la experiencia personal. Parafraseando
a Wilde cuando dice qué el arte que no es inútil no es arte, debemos
aproximarnos a El Profeta por su valor estético y nada más. El resto es
cuestión de cada quién.
Originalmente leí El Profeta en una edición vieja de la obra
completa de Khalil Gibrán. El que les muestro en la foto es uno de mis mejores
ejemplos de cuando el libro es un objeto de arte en sí mismo. Es una edición
muy hermosa, ilustrada y cuidada en todos sus detalles. Desde que lo sostienes
en sus manos y palpas el material de la portada quedas prendado de él. Leer un libro
así es una experiencia en todos los sentidos.
"'Si me asiste el derecho de poner nombre a las cosas por mí descubiertas, lo llamaré Amor o Placer de Venus', apuntó Mateo Colón..."
El anatomista - Federico Andahazi
Hay varias cosas que he aprendido en este asunto de comprar
libros y es que en cualquier lugar, incluso en el puesto callejero más
insignificante puedes encontrar verdaderos tesoros. Uno de los primeros, sino
es que el primero de ellos fue justamente El Anatomista. Lo compré en el
tianguis que religiosamente se pone todos los sábados afuera de casa de mis
padres y hasta donde recuerdo fue prácticamente un regalo (creo que me costó
unos 20 pesos) y desde la primera página me atrapó. Es de los muy contados
casos en que una vez terminado el libro lo volví a leer de nuevo de inmediato.
Más allá de las posibles suspicacias que provocaré, el tema
es por demás interesante y la forma de narrarla se me hizo suprema. El libro
narra las desventuras del anatomista italiano Mateo Colón, el cual muestra al
mundo su descubrimiento, su "América", su tesoro: El clítoris. En su
búsqueda por conquistar el amor de una prostituta, Mateo aplica todos sus
conocimientos para encontrar la llave de la puerta del esquivo corazón
femenino, y cuando cree haberlo encontrado provoca una conmoción tan grande que
cambiará muchas cosas y vidas.
Mi viejo tesoro encontrado en el tianguis sigue conmigo acompañándome.
Es un libro por demás raro ya que se encuentra descatalogado y sólo lo he
vuelto a ver otra vez en un montón de libros viejos en una feria del libro.
Como anécdota el pobre libro tuvo que soportar valientemente la censura materna
debido a las generosas carnes de la beldad de la portada. No podía ser de otra
manera, el libro tenía que soportar algo muy parecido a lo que cuenta en su
interior.
“Hay que seguir, voy pues, a seguir”.
El innombrable - Samuel Beckett
Leer a Samuel Beckett es todo un reto. Incluso la palabra
"leer" puede quedar algo corta debido a que más que una historia
típica y coherente sus libros están compuestos por reflexiones rápidas y muchas
veces inconexas con el resto del texto. Creo que justo eso es lo que hizo
quedar prendado de Beckett, ya que mis procesos mentales son muy semejantes a
su forma de escribir. Lo conocí primero por sus obras de teatro "Fin de
Partida" y su clásico "Esperando a Godot". Fueron mis
principales compañeros en las tardes aburridas de la universidad cuando no
tenía nada que hacer durante mi servicio profesional, así que pude dedicarle el
tiempo necesario para leer y tratar de seguir sus pasos.
El innombrable no tiene una línea definida, no tiene una
historia propiamente dicha. Es una serie de reflexiones, de frases, de
pensamientos veloces que van saliendo de la mente del "protagonista".
Podríamos decir que es una especie de monólogo de alguien que está en un
momento de desesperación. No sabe qué hacer, trata de darle un significado a
algo que está ocurriendo en su vida, intenta desmenuzar sus mismos pensamientos
sin lograr más que enredarse más en su mente y sus ideas. El final para mi es
de las cosas más sublimes que he leído y ha sido una de esas frases que me acompañan
durante los momentos más difíciles. La decisión final de seguir a pesar de que
ya no existen ni las fuerzas ni la voluntad de hacerlo mas que ser un signo de
resignación y conformismo es para mí la señal de que a pesar de tener todo en
contra siempre se debe afrontar las cosas.
Este libro es uno de esos muy contados casos que lo leí
primero en formato electrónico. Si de por sí es difícil para mí leer en una
computadora leer a Beckett así debería tener valor curricular. El libro que
tengo lo compré en una venta nocturna de alguna librería y lo hice sólo por el
hecho de tenerlo aunque no lo he releído completo en él sino sólo algunos
pasajes. Espero dedicarle el tiempo que se merece pronto.
"Estás a punto de
empezar a leer la nueva novela de Ítalo Calvino, Si una noche de invierno un
viajero. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo
que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro
lado siempre está la televisión encendida. Dilo en seguida, a los demás:
"¡No, no quiero ver la televisión!" Alza la voz, si no te oyen:
"¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!" Quizás no te han oído,
con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: "¡Estoy empezando a leer
la nueva novela de Ítalo Calvino!" O no lo digas si no quieres; esperemos
que te dejen en paz."
Si una noche de invierno un viajero - Ítalo Calvino
De mi viaje a Europa traje muchísimas cosas: experiencias,
recuerdos, lecciones, sanación y, una de las principales, libros. Me fui con
una enorme mochila en el viaje y regresé con dos enormes mochilas, una de las
cuales llegó a casa repleta de todos los libros que compré durante el viaje. El
lugar donde más lo disfrutamos y que de hecho fuimos específicamente a eso fue
Barcelona. Mientras paseábamos Vanesa y yo por los estantes, quisimos cada uno recomendarle
al otro un libro. Creo que yo le recomendé "La Broma" de Milan
Kundera y ella me recomendó "Si una noche de invierno un viajero".
Creo que hasta ahora no le he agradecido como es debido que lo hubiera hecho.
Desde que lo comencé a leer en el tren rumbo a Ámsterdam
hasta que lo terminé no pude separarme de él y en todo momento sentí que estaba
frente a una de esas cosas que te llenan en todos los sentidos. De hecho puedo
decir que ha sido el último de los libros que me ha emocionado al grado de
declararlo uno de los mejores que he leído en mi vida.
La historia empieza de una forma muy sencilla pero muy
original. Un lector entra como acostumbra a una librería a buscar qué leer y se
topa con el nuevo libro de Ítalo Calvino llamado (así es) "Si una noche de
invierno un viajero". El lector se interesa por él, lo lleva a casa y
cuando comienza a leerlo se da cuenta que el libro que compró está defectuoso.
De esta manera empieza una trama que increíblemente nos va atrapando en
diferentes historias, ya que el lector al llevar el libro a cambiar se topa con
que la nueva copia que le dan es un libro completamente diferente. Entonces se
queda con "Si una noche.." a medias y comienza otra historia, la cual
como buen lector comenzó a leer pero no puede dejar de parar. El asunto de las
historias truncas se repite una y otra vez, al grado que pareciera que ficción
y realidad se funden al grado de no saber si el lector es realmente el lector o
es el personaje de otra novela que está sucediendo en ese momento.
La cuestión es más fácil de leer que de explicar. Pero sin
lugar a dudas es un libro con el que de inmediato te relacionas, con el que te
identificas completamente, y su magia radica en terminas tu mismo viéndote como
el lector de la novela. Además de estar maravillosamente escrito, con un final
sorprendente e inesperado, pero sobre todo con ese capítulo inicial donde habla
de los preparativos para leer un libro donde sinceramente uno no puede dejar de
reír con todas las coincidencias que uno encuentra.
La edición de Siruela que tengo es doblemente valiosa para mí,
no sólo por el hecho de ser uno de esos libros Europeos, sino porque es un
referente que me acompañó en la última parte de mi viaje y de hecho en la más difícil:
el regreso. Creo que leer algo como esto hizo más llevadera la tristeza de
regresar y el tránsito para regresar a la rutina. De no haber tenido esto a mi
lado, no creo que hubiera resistido tan bien la nostalgia. Quizá Vanesa en toda
su sabiduría lo sabía y por eso puso este libro en mi camino.
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