miércoles, 22 de agosto de 2012

La felicidad es un arma caliente


"So understand 
don't waste your time always searching for those wasted years, 
Face up. Make your stand, 
and realize you're living in the golden years."

Iron Maiden - Wasted Years

Si hubo algo que caracterizó a este blog en sus inicios era que de repente lo que escribía se tornaba un tanto cuanto reflexivo. O dramático si ustedes lo prefieren así, pero todo tenía una razón de ser: en esos momentos me encontraba en una parte muy baja y dolorosa de esto que llaman vida, ergo alguno de mis escritos reflejaban todo lo que tenía dentro, bueno o malo.

A un poco más de dos años de distancia de todos esos acontecimientos se ha ido notando como todo ha ido cambiando lentamente hasta que apenas unos días atrás la vida comenzó a pisar el acelerador de nuevo y me sometió a una larga cadena de sucesos nada desafortunados que me hicieron literalmente arrebatarme de esta vida. No, no es queja, más bien es una especie de falta de costumbre a que las cosas salgan bien. Todo esto de pronto me ponía un tanto cuanto abrumado, sobrepasado a veces, de repente sin saber cómo reaccionar o que hacer. Tampoco quiero decir que estoy administrando la abundancia ya que he tenido mis bemoles (laboralmente sobretodo) pero de pronto fue una racha que abarcó una buena parte de mis aspectos de vida, sentimental, laboral y personalmente. Todo esto ha llevado a pensar varias cosas, pero como no quiero aburrirlos con mi rollo me concentraré en unas cuantas solamente.

Yo jamás me he distinguido por ser un unetealosoptimistas cualquiera. De hecho en mis malos ratos suelo ser muy grinch y hasta irritable. Sin embargo ante la perspectiva de que las cosas marchan uno puede asumir varias posturas; podría uno quizá poner cara de payaso con la sonrisa eterna pintada, lo cual jamás estaré de acuerdo ya que si bien las endorfinas hacen que todo se vea bonito no quiere decir que uno deba atascarse de ellas hasta agotar todo. No soy de los que le vaya bien o mal siempre dicen que el día fue excelente porque eso sería una forma de forzar ese estado de alegría interna. Esto me lleva al siguiente punto: tampoco quiero caer en el extremo de estar receloso de lo que tengo y lo que vivo. Cuestionar la alegría que estoy recibiendo es tanto o más malo que quemarla toda en un santiamén así que no quiero estar receloso y más bien disfrutar lo que me llega sin miramientos.

Apuesto a que más de uno ha de estar pensando en mí poniendo esta cara. No, no he llegado a tanto.

A este respecto hay un libro que en su momento me sirvió mucho pero que ahora todo lo que dice cobra un significado enorme: "El arte de ser feliz" de Arthur Shopenhauer. En él trata de darnos a través de varias reglas unas cuantas claves de qué es eso de ser feliz y como sobrevivir en el intento. Todo el libro vale mucho la pena la leída, pero quiero recordar en particular la regla marcada con el número 13, de las cuales hay un par de frases que llegan muy bien.

"Cuando estemos alegres, no debemos pedirnos permiso para ello con la reflexión de si a todas luces tenemos motivo para estarlo". ¿Quién en su sano juicio se anda preguntando si merece ser feliz o no? Por desgracia muchos y puedo llegar al atrevimiento de afirmar que prácticamente todos caemos en esto. ¿Por qué preguntarnos si el ser felices ahora nos traerá consecuencias después? o peor aún ¿Por qué preguntarnos si el ser felices ahora está mal considerando lo pésimos que hemos sido en el pasado?  Yo tranquilamente puedo asumir la postura de regodearme en mi dolor y pensar que por lo malo que pude haber sido antes no merezco la oportunidad de ser feliz ahora lo cual es, como dirían los clásicos, una perfecta pendejada. Es obvio que la felicidad llega siempre a nosotros, pero pensamos que no porque siempre andamos con reparos de que no debe ser y no es posible esto. El buen Arturo nos dice: "Si tienes oportunidad de ser feliz, selo y ya".

Esto se liga con la otra frase que quiero rescatar: "Por ello debemos abrir todas las puertas a la alegría, cuando sea que llegue. Porque nunca llega a deshora." La alegría es el bien más preciado del presente. Ser alegre en el momento exacto es algo que no apreciamos. Siempre vivimos recordando o hablando acerca de lo felices que hemos sido o en lo felices que seremos, pero jamás pensamos en el ahora, en el instante actual. Por eso aquellos que dedican su vida a optimistamente atascarnos de su felicidad pasada o de sus planes del futuro para convencernos que eso nos hace felices son personas que se vuelven molestas. Yo siempre he sido enemigo de decir "qué feliz he sido" o "qué bien me fue". Más bien deberíamos en el momento del ahora decirnos a nosotros mismos "Qué feliz soy", sin con esto buscar evidenciarlo al mundo de cualquier forma porque el mundo por sí mismo se dará cuenta que en realidad lo estamos pasando bomba.

Ser feliz es todo un arte, cualquier exceso o cualquier duda puede hacer que esa felicidad se nos escape. También hay que reconocer que somos seres sujetos a las reglas del destino. No en el sentido fatalista sino en que estamos sujetos a decisiones o a acontecimientos que no dependen de nosotros pero que influyen en nuestra vida. Hay cosas malas que pasarán sin remedio en nuestras vidas y siempre hay que estar preparado para ello. Soy feliz ahora pero eso no quiere decir que mañana lo seré y eso es algo inevitable. Por eso la felicidad es un bien del ahora. Si eres feliz ahora aprovéchalo, disfrútalo, no pienses en otra cosa. También recuerda que lo que te hizo feliz en el pasado se quedó allá junto con todo lo demás, bueno o malo. Quién sabe si uno vuelva a regresar al estado actual, pero no quiero traumarme con eso. La vida al final es un eterno sube y baja que nos hace visitar valles y picos. En estos momentos de mi vida puedo decir que estoy en un pico bastante alto y pienso disfrutar de la vista desde acá arriba todo lo que dure. Ya cuando vaya de bajada pues ni modo, no quedará otra cosa más que alzar ambos brazos y gritar y disfrutar de la caída, esperando que se repita el ciclo.

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