A Luz
El cielo
parece romperse, mientras que de un lado parece un fino copo de algodón del
otro se rompe un espejo de agua azul, el cual con cada minuto menos de sol gana
más y más oscuridad.
Estamos
cansados, las piernas nos duelen pero a pesar de todo hicimos el intento por escalar
una iglesia más, allá en el cerro. -No parece tan difícil- dije, mientras el
temblor de piernas me demuestra varias cosas, una de las cuales era que si
estaba difícil. Al final No podemos avanzar más allá de las primeras escaleras.
Rendidos
decidimos descansar en los primeros escalones y sin más ella termina recostada.
-Puedes hacerlo tú también- me dice mientras trato torpemente de acomodarme.
Nunca he sido de los que se desparpajan tan fácilmente pero otra de las cosas que
mis piernas demuestran es que realmente me hace falta. Es así como terminamos
mirando al cielo, cómodamente aplastados en las escaleras.
¿Crees que
llueva? Pregunto mientras partes del algodón comienzan a tornarse grises. -No
creo, no se ve tan oscuro el cielo- responde apenas con mover el rostro. Cada
uno comienza un monologo con su interior mientras vemos nubes y cielo sobre
nosotros.
¿Te gustó el lugar?
Me pregunta por enésima vez justo al tiempo que volteo haciéndole muecas de
enfado. -Ok, solo quería estar segura- refunfuña mientras su mirada asciende de
nuevo. -Me encantó estar en la torre- Y es verdad, lo amé. Subir a lo más alto
del campanario para que desde allí cual dominadora del lugar me mostrará su
entorno a los cuatro puntos cardinales fue un plus inesperado, cansado y afortunado.
-No creo que
en la ciudad haya un lugar así- digo, mientras recuerdo Catedral. -Bueno, si lo
hay pero no podremos ver todo como aquí.
Cierto, la
catedral. Cierro los ojos para recordarla estando tan lejos de ella. -¿Sabias
qué una de las campanas estuvo castigada? -Le digo y al ver su mirada silente
de aprobación continúo.
-Una de ellas
mato a un campanero y la castigaron quitándole el badajo…
- ¿El qué?
- La bolita
que hace sonar la campana.
-Ah
- Así quedó
muchos siglos hasta el jubileo del 2000
-¿Jubileo?
- Algo que
hace la iglesia para perdonar pecados
-¿Hasta los de
la Campana?
-Así de grande
es la gracia divina
- O la
conveniencia humana
- También
En estos días en
los que a nadie le preocupan las Torres de iglesia, las nubes (negras y mas
negras) o los libros se aparece ella. De esas cosas que no crees y que
agradeces encontrar.
-¿Que te
pareció el que te recomendé?
- ¡Me encanto!
Más el protagonista. Cómo termina el pobrecito. Tic tic tic
- tic tic tic
-tic
-Así estaba
yo con mi trabajo, escuchando tic tic tic tic
-tic
-Te he de
aburrir con lo del trabajo toda la vida verdad?
Voltea
haciéndome señales de enfado.
- Ok, solo
quería estar seguro.
A veces parece
que mi vida transcurre solo entre el encierro del trabajo y el enclaustramiento
en casa. Por eso me encanta escapar. Por lo regular solo pero debo decir que me
gustó tener guía de turistas.
-¿sentiste
eso?
-No, ¿qué?
-Agua
-¿Lluvia?
-Ya sentí dos
gotitas
Extiendo la
mano al infinito
- No, no lo
siento
- Allí está
otra vez
Volteo.
Serena, tranquila, sonriente para su interior. Una gota de lluvia interrumpe mi
observación.
- Allí está la
lluvia. ¿Corremos?
- No quiero
- Ni yo, de
seguro sólo nos espantará el buen momento
- Pero llueve
mas
- Esta bien
Mis piernas me
enseñan que aun no están listas para reanudar la actividad pero la lluvia no
nos deja lugar a dudas. Avanzamos por las escaleras caminando como lo hemos
hecho toda la tarde.
Un bonito
atardecer rompiendo sobre la cruz atrial nos da la despedida de nuestros
lugares mientras cada uno sigue asimilando la tarde y la caminata y el silencio
con paseo incluido.
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