sábado, 14 de julio de 2012

Nubes


A Luz

El cielo parece romperse, mientras que de un lado parece un fino copo de algodón del otro se rompe un espejo de agua azul, el cual con cada minuto menos de sol gana más y más oscuridad.

Estamos cansados, las piernas nos duelen pero a pesar de todo hicimos el intento por escalar una iglesia más, allá en el cerro. -No parece tan difícil- dije, mientras el temblor de piernas me demuestra varias cosas, una de las cuales era que si estaba difícil. Al final No podemos avanzar más allá de las primeras escaleras.


Rendidos decidimos descansar en los primeros escalones y sin más ella termina recostada. -Puedes hacerlo tú también- me dice mientras trato torpemente de acomodarme. Nunca he sido de los que se desparpajan tan fácilmente pero otra de las cosas que mis piernas demuestran es que realmente me hace falta. Es así como terminamos mirando al cielo, cómodamente aplastados en las escaleras.

¿Crees que llueva? Pregunto mientras partes del algodón comienzan a tornarse grises. -No creo, no se ve tan oscuro el cielo- responde apenas con mover el rostro. Cada uno comienza un monologo con su interior mientras vemos nubes y cielo sobre nosotros.

¿Te gustó el lugar? Me pregunta por enésima vez justo al tiempo que volteo haciéndole muecas de enfado. -Ok, solo quería estar segura- refunfuña mientras su mirada asciende de nuevo. -Me encantó estar en la torre- Y es verdad, lo amé. Subir a lo más alto del campanario para que desde allí cual dominadora del lugar me mostrará su entorno a los cuatro puntos cardinales fue un plus inesperado, cansado y afortunado.

-No creo que en la ciudad haya un lugar así- digo, mientras recuerdo Catedral. -Bueno, si lo hay pero no podremos ver todo como aquí. 

Cierto, la catedral. Cierro los ojos para recordarla estando tan lejos de ella. -¿Sabias qué una de las campanas estuvo castigada? -Le digo y al ver su mirada silente de aprobación continúo.

-Una de ellas mato a un campanero y la castigaron quitándole el badajo…
- ¿El qué?
- La bolita que hace sonar la campana.
-Ah
- Así quedó muchos siglos hasta el jubileo del 2000
-¿Jubileo?
- Algo que hace la iglesia para perdonar pecados
-¿Hasta los de la Campana?
-Así de grande es la gracia divina
- O la conveniencia humana
- También

En estos días en los que a nadie le preocupan las Torres de iglesia, las nubes (negras y mas negras) o los libros se aparece ella. De esas cosas que no crees y que agradeces encontrar.

-¿Que te pareció el que te recomendé?
- ¡Me encanto! Más el protagonista. Cómo termina el pobrecito. Tic tic tic
- tic tic tic
-tic
-Así estaba yo con mi trabajo, escuchando tic tic tic tic
-tic
-Te he de aburrir con lo del trabajo toda la vida verdad?

Voltea haciéndome señales de enfado.

- Ok, solo quería estar seguro.

A veces parece que mi vida transcurre solo entre el encierro del trabajo y el enclaustramiento en casa. Por eso me encanta escapar. Por lo regular solo pero debo decir que me gustó tener guía de turistas.

-¿sentiste eso?
-No, ¿qué?
-Agua
-¿Lluvia?
-Ya sentí dos gotitas

Extiendo la mano al infinito

- No, no lo siento
- Allí está otra vez

Volteo. Serena, tranquila, sonriente para su interior. Una gota de lluvia interrumpe mi observación.

- Allí está la lluvia. ¿Corremos?
- No quiero
- Ni yo, de seguro sólo nos espantará el buen momento
- Pero llueve mas
- Esta bien

Mis piernas me enseñan que aun no están listas para reanudar la actividad pero la lluvia no nos deja lugar a dudas. Avanzamos por las escaleras caminando como lo hemos hecho toda la tarde.

Un bonito atardecer rompiendo sobre la cruz atrial nos da la despedida de nuestros lugares mientras cada uno sigue asimilando la tarde y la caminata y el silencio con paseo incluido.

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