viernes, 18 de mayo de 2012

Días enmascarados


Verás la noticia en internet. Al inicio no podrás creerla pero poco a poco verás cómo las fuentes son más fidedignas y las confirmaciones más exactas. Fallo cardiaco, hemorragia masiva. Leerás las causas pero poco entenderás. Lo único que te queda claro es que él acaba de fallecer y que no hay nada que hacer, se acaba de ir una de esas personas que cambio tu vida de muchas formas gracias a sus escritos.

De inmediato recordarás cuando lo conociste literariamente. Eras tan sólo un niño que leía lo que podía cuando tu padre llegó con ese libro. Desde que lo viste te atrajo, una portada gris plateada con una imagen de un señor de traje que en realidad era una calavera, fumando una especie de pipa o cigarro. Tu hermana lo acaparó unos cuantos días pero en cuanto lo dejó libre jamás lo volverías a soltar y aun hoy sigue viviendo en tus libreros. Y desde el primer cuento que leerías recordarás ese terror que te causó y la forma que de él quedarías prendado. Jamás olvidarás las desventuras de Filiberto con el dios maya.

Recordarás cuando lo conociste literalmente. Esa ocasión en la que estrechaste su mano y firmó uno de tus libros. Tu favorito de sus libros. La ocasión en la que te preguntaría entre curioso y divertido el significado de tu playera y la ocasión en que le explicaste y le contaste acerca de tu grupo favorito. Recordarás también la segunda vez que lo viste, esta vez acompañado de ella, de esa mujer que por cierto también lo amaba y que de hecho él tuvo en gran medida la culpa de que terminara compartiendo tu vida por tres años y medio. Esa vez cuando ella llegó tarde y tuviste que defender su lugar en la fila para conocerlo contra señores malhumorados y niñas que no lo conocían demasiado y sólo habían leído ese libro que tanta polémica causó y ahora es obligado en las escuelas. Esa segunda ocasión fue cuando firmaría ese libro, el primero, y casi lloras al ver tu nombre escrito por él, justo arriba de donde estaba el nombre de tu hermana, recordándote el crimen que había cometido al quedártelo después de más de 20 años.

Con una sonrisa de nostalgia y diversión recordarás esa feria del libro. De las primeras veces que salíamos  juntos con la posibilidad de ser algo más. Recordarás la fatiga de caminar y caminar por estantes sin éxito y cómo algo sorprendidos nos encontraríamos con esa edición sencilla en la calle. Esa foto que nos enamoro del libro y uno del otro, esa imagen de nuestra ciudad de mitad del siglo anterior y que nos demostró de una sola plumada todo lo que teníamos en común y todo lo que podíamos entendernos.

Casi sin poder contenerte comenzarás a llorar. No, nunca fue tu amigo, sólo lo viste dos veces en tu vida y sin embargo podrías asegurar que él te acompañó durante muchos momentos importantes de tu vida. Recordarás con alegría La región más transparente, Gringo Viejo, Cantar de ciegos, Diana, Los días enmascarados, La muerte de Artemio Cruz y otros más. Y más recientemente Cumpleaños, el último libro suyo que obtuviste gracias precisamente a un regalo de cumpleaños de tu compañera de casa. Sus letras siempre dieron alegría a mi vida. Si bien no todo lo que escribió fue de la misma calidad todo fue escrito por una pluma privilegiada y culta, como muy pocas veces ha sucedido en este país y en otros lados del mundo.

Por eso tus últimas palabras para él serán de agradecimiento, pero piensas que decir "últimas palabras" no es lo adecuado. Siempre que quieras recordarlo y dialogar con él no tendrás más que tomar uno de sus libros e invocarlo del más allá de la mejor forma que un escritor como él esperaría.



Volverás, a través de la lectura, sin dejar de pensar en lo agradecidos que quedamos contigo, deja que tome un libro tuyo y te haré regresar.

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