miércoles, 9 de mayo de 2012

La noche anterior


Un concierto de Paul McCartney podría ser considerado como un enorme lugar común, un karaoke del tamaño de un estadio, un evento plagado de clichés y de canciones dirigidas a alimentar la nostalgia y la beatlemania de los siempre fieles fanáticos. Si, es justo eso y más. Y vaya que lo disfruté.



Uno puede ir con la actitud de haberlo visto todo tratándose del Sir. Que ya hemos escuchado Hey Jude o Live and let die hasta el hartazgo. Que los más clavados casi sabemos qué canciones y en qué orden vendrán. Y sin embargo todos lloramos, pataleamos y brincamos cuando vemos al señor subirse a su piano y empezar a tocar los ya conocidos acordes. Y aún así ser capaz de sacar de la chistera cosas tan increíbles como The night before o Hope of Deliverence. Realmente la capacidad de asombro vuelve a nacer y todos entonamos el "naaaa naaa na na na na na na naaa Hey Jude" cómo si fuera la primera vez en nuestras vidas. Y tan fuerte como si fuera la última vez que lo fuéramos a hacer.

La noche anterior puse a prueba mis sentimientos. Dejé que mis emociones simplemente fluyeran. El resultado fue una felicidad total. Si tuve mis momentos tristes con Here Today, recordando a todas aquellas personas que por alguna razón no estaban a mi lado disfrutando de ese momento. O con Golden Slumbers, que desde niño ha sido para mí el ejemplo de cómo debe ser cantada una canción y que me remitió a esos días en los que era un adolescente que quería ver cumplidos sus sueños. Me emocioné, lloré a lado de casi todos con Let it Be, me rompí con And I love her y Blackbird, bailé (o al menos intenté) con I saw here standing there y así puedo seguir con todas y cada una de las más de 40 canciones que escuchamos ayer.

Estos días son los días en los que TODOS se sienten fans de los Beatles. Cualquier tipo puede decirse fan por ir al concierto y sin embargo pasársela sentado todo el show o moviéndose y preguntándose qué canción estará tocando. Eso es algo que antes me pondría furioso pero ahora ya no me importa. Dejemos que la gente finja demencia y crea que conocen a Paul como si hubieran caminado con él una tarde cualquiera en Merseyside. Yo tampoco voy a presumir que tengo un absoluto conocimiento Beatlemano ni nada. Sólo me dedicaré a atesorar el momento y a gozarlo igual que la noche anterior me dediqué a admirar y aplaudir a uno de los que han sido para mí ídolos y ejemplo desde que tenía unos 10 años.

Y una cosa más. Terminar el concierto con el Medley Golden Slumbers/Carry that weight/The End fue de las cosas más tremendas e impactantes que jamás he visto en vivo. Gracias por eso Macca, pero casi me matas de la impresión.

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