27 de Febrero de 2008. Ese día, afuera del Auditorio
Nacional esperaba, no precisamente por Bob, sino por la mujer que cambiaría mi
vida. Por mi propia decisión y asumiendo los riesgos decidí perderme el
concierto de uno de mis ídolos por estar un poco más con esa mujer que en esos
momentos me atraía y me enamoraba cada vez más, quizá sin saberlo en ese
momento. Así que me perdí el concierto del Señor Dylan por una mujer la cual,
ironías de la vida, me reclamó unos años después que yo le echara en cara ese
acto por el sólo hecho de comentarlo. A pesar de que esa decisión me transformaría
más allá de lo que me pude imaginar en ese momento, no me arrepiento de haberla
tomado...
Por eso, era una obligación para mi ver a Bob en esta ocasión.
Sin importar que tuve que comprar de nuevo el boleto por una tontería mía, a
pesar de lo pésimo que resultó ser el lugar donde se presentó, sin importar que
las primeras canciones prácticamente no lo vi. Debía ver a Dylan. Era una regalo
del destino saber que tendría la oportunidad de resarcir esa falta en mi vida.
Regresando a lo musical, Dylan es un autentico camaleón.
Desde aquel mítico concierto en el Festival de Newport donde decidió
convertirse en eléctrico no ha parado de hacer lo que se le venga en gana. Y
sólo alguien como él puede hacer eso y que todo le salga bien. Ahora Dylan ha
decidido que su estilo sea una mezcla de blues, rock, música muy al estilo de
su "Modern Times" sin dejar de usar su sempiterna armónica. Y le sale
perfecto ese estilo que parece más un jam. Su banda es contundente, su voz es
la de siempre aunque perfeccionada por la edad. Es la voz perfecta, ríspida, agresiva
y experimentada.
Escucharlo
cantar en ese estilo joyas clásicas como Highway 61 Revisited, Like A Rolling
Stone, All Along The Watchtower, Blowin' In The Wind o joyas más recientes como
Things Have Changed o Rollin' and Tumblin'. Thunder On The Mountain lució
enorme.
En esta semana de leyendas no esperaba menos de Dylan, y todo
remató perfecto con otra de las canciones que están dentro de mi top 5 de canciones
de cualquier artista: Ballad Of A Thin Man. Tener la oportunidad de cantarla,
escuchar como Dylan la recreaba, la transformaba en algo completamente nuevo
sin perder un ápice de su fuerza original fue increíble. Me hizo olvidar el mal
lugar y las decisiones del pasado. Quizá no olvidar a la mujer que menciono,
pero si darle carpetazo a una historia más que tenía atravezada.
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